DEVOCIóN ADMIRABLE DE LOS 7 DOLORES QUE MARíA SANTíSIMA SINTIó EN LA VIDA Y MUERTE DE SU AMADíSIMO HIJO OPCIONES

Devoción admirable de Los 7 Dolores que María Santísima Sintió en la Vida y Muerte de su Amadísimo Hijo Opciones

Devoción admirable de Los 7 Dolores que María Santísima Sintió en la Vida y Muerte de su Amadísimo Hijo Opciones

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2 Lágrimas de temor por los propios pecados. Son las de los que se levantan del pecado por temor al castigo: el temor les hace sentir. Su motivación no es perfecta, pues no hay necesariamente arrepentimiento.

Haced, Raíz mía, que la vista lastimosa del desangrado cuerpo de Jesús mi salvador hiera el mío con un vivísimo dolor de ocurrir renovado tan acerbos tormentos; haced que la crimen de Jesús mi salvador limpie y enardezca mi corazón hasta ahora tan corrompido y tan frío; haced que su suplicio y vuestros dolores me muevan a dolor y penitencia de mis culpas, a fin de que regenerado por la divina gracia os acompañe compasivo, y logre consolaros a fuerza de afecto, rendimiento y obligación.

¡Oh Madre, tan afligida! Aunque que en la persona del apóstol San Juan nos acogiste como a tus hijos al pie de la cruz y ello a costa de dolores tan acerbos, intercede por nosotros y alcánzanos las gracias que te pedimos en esta oración.

Cuantas son vuestras miradas, tantas son las espadas que traspasan vuestro cándido y enamorado corazón; cuantas llagas veis en el cuerpo de vuestro Hijo, tantas heridas se imprimen en vuestra alma; cuantas espinas traspasan las sienes de Jesús, tantas son las saetas que hieren vuestro tierno pecho; y clavada os halláis con Jesús, Él en el cuerpo, y Vos en el alma.

Haz click en la imagen para descargar esta pequeña obra totalmente apegada al dogma católico y a la Tradición de la Iglesia.

Al pie de la cruz la Inmaculado María, perfectamente unida a su Hijo, pudo compartir de modo singular la profundidad del dolor y del bienquerencia de su sacrifi cio y nadie mejor que Ella puede enseñarnos a flirtear la cruz.

7. "He conseguido de mi Divino Hijo que todos aquellos que propaguen la devoción a mis lágrimas y dolores, sean llevadas directamente de esta vida terrena a la felicidad eterna sin embargo que todos sus pecados serán aoraciones perdonados y mi Hijo será su consuelo y Goce inmortal."

Creo que las mujeres que tienen la dicha de ser madres, y han tenido aún la oportunidad de, como la Virginal María, comprobar la pérdida de un hijo, son las que mejor pueden comprender y reparar una profunda devoción cerca de los siete dolores de la Santísima Virgen María y unirse a ella rezando y meditando en ellos cada vez que les es posible.

Sus miembros llevan una intensa vida de oración individual y comunitaria y en ella se forman sus jóvenes aspirantes.

… ¡Ay! ¡con qué ansioso afán buscaría en vano en aquel rostro sin figura los hermosos rasgos y la sin par belleza que fueron la lumbre y el embeleso de sus virginales ojos, el arrobo de los cielos y el encanto y la delicia de la tierra!

Pero es más lamentable que muchos católicos, que la tenemos y aceptamos por madre, asimismo nos olvidemos de ella y no le recemos el Santo Rosario ni meditemos en sus dolores.

No tienen zona los comentarios que, no viniendo al caso, intentan una y otra momento forzar un debate o una toma de postura por el autor no planteada o aunque cerrada.

Veamos lo que dice el Papa Pio XII con motivo de la celebración del año Mariano de 1954, en referencia a las lágrimas de la estatua de Siracusa:

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